Aceite de Girasol VS Aceite de Oliva, ¿cuál es mejor?

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Publicado el 14 mar 2024

Dos son los aceites que compiten directamente en España para conseguir el podio del mejor aceite (y el más consumido): el aceite de oliva y aceite de girasol.

Hasta 2018, los litros consumidos en nuestro país de aceite de oliva duplicaban el consumo de aceite de girasol. Sin embargo, en la actualidad el aceite de girasol está consiguiendo alcanzar al aceite de oliva.

Las diferencias que hay entre uno y otro son bastante pequeñas, si bien son cruciales para colocar a uno de ellos en el primer puesto. Si los dos son dos de las grasas vegetales más saludables del mundo, ¿cuál es mejor? ¿El aceite de oliva o el aceite de girasol? Nosotros nos decantamos claramente por uno, pero te lo vamos a explicar viendo todas y cada una de sus diferencias.

En plena batalla campal para saber qué aceite es mejor, te lo decimos aquí. Aceite de girasol VS Aceite de oliva. ¡Que comience la batalla!

Procedencia

La primera diferencia que debemos establecer entre el aceite de oliva y girasol proviene de su origen, la procedencia de los mismos. Por eso mismo, no deberíamos mezclar aceite de oliva y de girasol.

Mientras que el aceite de girasol procede de una semilla del girasol que después se refina, el aceite de oliva (aceite de oliva virgen extra) procede de la aceituna, la fruta del olivo, a la que se le extrae el líquido mediante procedimientos mecánicos.

Por lo tanto, el aceite de girasol se elabora mediante procedimientos químicos y de refinamiento y el aceite de oliva virgen extra, a través de procedimientos mecánicos, siendo este último un producto 100% natural.

Y el ganador, en este caso, es… El aceite de oliva virgen extra.

Composición

Los dos son grasas vegetales y, como grasas que son, bien sabemos que contienen un porcentaje de materia grasa superior al 99%. Conociendo esta similitud entre el aceite de oliva y girasol, ¿cuáles son sus diferencias en lo que a su composición se refiere?

Comencemos por las propiedades nutricionales del aceite de oliva virgen extra. Este aceite es, fundamentalmente, grasa monoinsaturada; en su mayoría, ácido oleico. Las grasas del aceite de oliva son completamente beneficiosas. Además, es rico en otros compuestos minoritarios, como en polifenoles, y tiene pigmentos clorofílicos y carotenoides. Pero desglosemos su composición:

  • Ácidos grasos monoinsaturados. Rico en ácido oleico. Algunas de sus variedades, como la variedad picual, puede llegar a alcanzar el 80% en esta composición. De hecho, en SAN ISIDRO S.C.A. solo tenemos aceites de variedad picual. 
  • Ácidos grasos saturados. Aunque tiene ácidos grasos saturados, la rica composición en monoinsaturados hace que el aceite de oliva sea una de las mejores opciones para nuestra salud.
  • Polifenoles, algunos de ellos exclusivos de la aceituna.
  • Vitaminas A, D, E y K.

 

Por otra parte, el aceite de girasol es rico en ácidos grasos poliinsaturados; especialmente, en ácido alfa-linolénico (Omega-3) y ácido linoleico (Omega-6). La particularidad del aceite de girasol es que es más rico en vitamina E, un potente antioxidante.

  • Ácidos grasos poliinsaturados. Es una fuente ácido linoleico y linolénico, los cuales el organismo no puede producirlos y debemos ingerirlos a través de la nutrición. Sin embargo, unos niveles altos de estos componentes en el organismo pueden ser perjudiciales.
  • Ácidos grasos saturados. Mayor proporción de ácidos grasos saturados en comparación con el aceite de oliva, pero menos que otras grasas.
  • Vitamina E.

Y el ganador, en composición, es… El aceite de oliva virgen extra, ya que tiene más y mejores componentes que el aceite de girasol.

Beneficios

Tanto el aceite de oliva como el aceite de girasol comparten un beneficio en común: los dos son adecuados para cuidar de nuestra salud cardiovascular. Pero, ¿qué más beneficios podemos conseguir de uno u otro a través de su consumo?

El aceite de oliva virgen extra es la grasa más beneficiosa que existe (hacemos un breve spoiler). Médicos y nutricionistas lo recomiendan para cuidar de nuestra salud cardiovascular, ya que es capaz de reducir los niveles de colesterol malo y protegernos frente a las enfermedades cardiovasculares.

¡Pero no solo eso! El aceite de oliva reduce la mortalidad global y cardiovascular, así como ayuda a reducir la incidencia de complicaciones cardiovasculares, obesidad, diabetes, deterioro cognitivo, enfermedad de Alzheimer e, incluso, algunos tipos de cáncer como el de mama, colon y próstata. ¡Incluso se recomienda en el desarrollo de los niños!

El aceite de girasol, por su parte, también es una muy buena opción a la hora de cuidar de nuestra salud cardiovascular, además de ser beneficioso para controlar la presión arterial, la coagulación, la inflamación y nuestro perfil lipídico.

Y el ganador es… El aceite de oliva virgen extra.  

Características organolépticas

En las características organolépticas entran en juego los gustos personales de cada uno, por lo que nosotros vamos a hacer una distinción objetiva y luego, valoraremos en función de nuestra opinión.

El aceite de oliva virgen extra tiene un color amarillo, muchas veces con notas verdosas o incluso verde si está elaborado con aceitunas jóvenes. Dependiendo de la variedad y la aceituna, es un aceite intenso, con un amargor y un picor en boca también intensos. Incluso el olor del aceite de oliva es potente, con matices de muchos tipos que pueden ir desde el frutado hasta el olor a madera; lo que puede hacer toda una experiencia su cata. Además, suelen ser aceites con bastante cuerpo, muy densos.

El aceite de girasol, en cambio, es un aceite de color amarillento y se caracteriza por tener un sabor más suave que el del aceite de oliva. Es un aceite mucho más ligero y tiene un aroma muy característico al girasol.

Y el ganador es… El aceite de oliva virgen extra.

En la cocina

Si nos ceñimos a qué usos podemos darle a cada uno en la cocina, nos adelantamos al resultado ganador: el aceite de oliva virgen extra gana por goleada.

El aceite de oliva virgen extra es capaz de solventar cualquier situación, tanto si se consume en crudo, en desayunos o meriendas o si forma parte de una receta más elaborada. Es apto para freír, consigue emulsionar cualquier salsa y aporta un punto de sabor muy variable en cuanto a matices, con los que se puede jugar en la cocina. Además, en repostería consigue proporcionar jugosidad a cualquier tipo de masa en bizcochos, galletas o panes.

El aceite de girasol, por su parte, se realiza para realizar frituras que queden más ligeras y en la elaboración de algunas salsas, como la mayonesa. También se utiliza para la repostería.

Y en cuanto a las frituras… Si los dos son aptos, ¿cuál es mejor? Pues bien, a la hora de calentar ambos aceites a altas temperaturas, en los dos se oxidan sus moléculas produciendo peróxidos, aldehídos y cetonas. Sin embargo, las grasas monoinsaturadas del aceite de oliva son más estables y resisten mejor las altas temperaturas que las grasas poliinsaturadas del aceite de girasol, que se oxidan con mayor facilidad.

Por tanto, y a modo de conclusión, hay un claro ganador: el aceite de oliva virgen extra es mejor que el aceite de girasol en todos sus aspectos. Recuerda consumirlo en las dosis recomendadas (no más de cuatro o cinco cucharadas soperas) y, por supuesto, de disfrutar de cada receta hecha con AOVE.

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